Eduardo VI de Inglaterra, nacido el 12 de octubre de 1537 en Hampton Court
Palace, fue el único hijo legítimo de Enrique VIII y su tercera esposa, Jane Seymour. Su nacimiento fue recibido con gran júbilo, ya que aseguraba la sucesión masculina que Enrique VIII tanto había deseado. Sin embargo, su madre murió pocos días después del parto, dejando a Eduardo como un niño huérfano de madre

Eduardo fue un niño enfermizo pero altamente educado. Recibió una educación humanista y protestante bajo la tutela de los eruditos John Cheke y Richard Cox. Al morir Enrique VIII en 1547, Eduardo ascendió al trono a la edad de nueve años, aunque el poder real fue ejercido por un consejo de regencia debido a su juventud. Su tío, Edward Seymour, duque de Somerset, se convirtió en el Lord Protector y gobernó en su nombre.


El reinado de Eduardo VI estuvo marcado por la consolidación de la Reforma Protestante en Inglaterra. Bajo el liderazgo de Somerset y, posteriormente, de John Dudley, duque de Northumberland, se introdujeron importantes reformas religiosas. La Iglesia de Inglaterra adoptó doctrinas y prácticas más radicalmente protestantes. El Libro de Oración Común de 1549, y su revisión más protestante en 1552, establecieron el culto en inglés y eliminaron muchos elementos católicos.

En el ámbito político, el reinado de Eduardo también estuvo marcado por conflictos y problemas financieros. La guerra con Escocia continuó sin éxito, y las rebeliones internas, como la Rebelión de Kett en 1549, reflejaron el descontento social y económico. La depresión económica y la inflación añadieron tensión a la situación.

La salud de Eduardo VI siempre fue frágil, y en 1553 su condición se deterioró
rápidamente debido a una posible tuberculosis. Preocupado por la sucesión y para asegurar la continuidad del protestantismo, Eduardo fue persuadido por John Dudley para nombrar a su prima Lady Jane Grey como su heredera, excluyendo a sus medias hermanas María (católica) e Isabel (protestante moderada).

Eduardo VI murió el 6 de julio de 1553 a la edad de 15 años en Greenwich Palace. Su muerte desató una crisis sucesoria que llevó al breve reinado de Lady Jane Grey. Sin embargo, María Tudor, apoyada por una gran mayoría de la población, depuso rápidamente a Jane y restauró el catolicismo durante su propio reinado.

El legado de Eduardo VI es significativo en la historia de la Reforma Inglesa. Su reinado, aunque breve, consolidó las bases del protestantismo en Inglaterra, que serían reafirmadas y fortalecidas durante el posterior reinado de Isabel I. Su devoción al protestantismo y sus intentos de asegurar su continuidad han sido una parte importante de su legado histórico.